Aunque la inflación y la precarización de los salarios no son fenómenos que afecten de manera exclusiva al magisterio, es importante señalar que en los últimos años el crecimiento del salario de los maestros mexicanos ha venido perdiendo fuerza. De 2013 a 2017, los aumentos salariales conseguidos por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), han entrado en un declive permanente: 3.9%. 3.5%, 3.4%, 3.15% y 3.08%. En 2017, el aumento salarial, de por sí el peor en muchos años, se combinó con la inflación más alta en México en más de quince años (6.77%). La combinación anterior, evidentemente, golpeó con fuerza el poder adquisitivo de los profesores, de la misma manera que el de la población en general.
Comparar los salarios de los docentes con los de otros profesionistas permite formarse una idea mucho más clara sobre el nivel real de las percepciones magisteriales. Al respecto, se tiene que “más de la mitad de los docentes de educación preescolar y primaria tienen niveles salariales inferiores a los de otros profesionales con contratos de medio tiempo o más” (INEE, 2015, p. 75). Existen niveles educativos que, en términos salariales, están en una posición de desventaja frente a la de otras profesiones. Por ejemplo, en el caso de maestras de preescolar, ganan el 43% del sueldo promedio de los profesionales de la salud, mientas que los docentes de primaria perciben el 66%. En comparación con la media del salario de ingenieros, arquitectos y técnicos, las profesoras de primaria ganan el 75%, mientras que los profesores el 85%. Así pues, estas brechas salariales permiten identificar que el nivel del salario mexicano es inferior al de otros profesionistas con licenciatura.
El salario magisterial es indignante
Se paga 114 pesos por hora. Los puntos a discutir son por lo menos 3: los alumnos, el traslado, el trabajo fuera de horario.
Primero. Los profesores dan clase cada hora a 40 ó 50 alumnos. Si se paga 114 pesos por hora, el Estado gasta menos de 3 pesos por alumno por su educación cada hora.
Los trabajadores de la educación tienen cada hora de clase salones atiborrados, los hijos de los trabajadores están hacinados en salones pequeños. Los maestros día a día hacen maravillas para dar clase.
Segundo. El traslado. Los maestros casi siempre viven lejos de su centro de trabajo. Gastan 4 horas de viaje a su escuela por lo que duermen menos de 8 horas diarias y aún así llegan a dar su clase con gusto y alegría día a día.
Tercero. El trabajo fuera de horario. Los maestros además de dar clase día a día deben cumplir con actividades fuera de su horario de trabajo: planeaciones, documentos, boletas. El maestro nunca, nunca, deja de trabajar y pensar cómo dar clase a tus hijos.
No obstante lo expuesto en el párrafo anterior, es digno de mencionarse que el salario de los profesores es uno de los que mejores blindajes tiene ante las precarizaciones generalizadas. Para ejemplificar lo anterior, basta mencionar que, durante el periodo 2006-2012, la tasa de crecimiento del salario neto de los profesores de educación básica fue poco mayor a -1%, mientras que otras profesiones, como las relacionadas con la salud o las ciencias exactas, tuvieron índices mayores a -3% y -4%, respectivamente (INEE, 2015, p. 78). De este modo, si bien el salario de los profesores no es tan competitivo con el resto de los profesionistas, vale la pena hacer notar su estabilidad (sin perder de vista también que esto no redunda en mejores posiciones salariales). Asimismo, hay otros factores que complementan esta situación en beneficio del magisterio: prestaciones asociadas al salario, tipo de contratación, acceso a seguridad social y acceso a servicios médicos (INEE, 2015, p. 79).
En otro orden de ideas, llama la atención que la inequidad promovida por nuestro sistema educativo permee incluso hasta en los salarios de los docentes. De este modo, las percepciones promedio mensuales netas son distintos entre planteles generales e indígenas, con una diferencia favorable para los primeros. Así, por ejemplo, los profesores que laboran en un preescolar indígena ganan 15% menos que los que trabajan en un preescolar general; de la misma manera, aquellos maestros adscritos a una primaria indígena perciben 10% menos que los pertenecientes a una primaria general (INEE, 2015, p.70). De manera contradictoria, la situación anterior se da a pesar de que los profesores de escuelas indígenas efectúan su labor en condiciones más adversas, caracterizadas por las carencias en organización escolar e infraestructura. De este modo, se podría decir que, al menos en el caso del contraste de escuelas rurales y generales, ganan menos aquellos que realizan una labor más difícil, en situaciones más complicadas.
A nivel internacional, los salarios de los profesores mexicanos no están bien posicionados. Entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los salarios magisteriales mexicanos se encuentran por debajo del promedio. Según la OCDE (2017, p. 392), el salario inicial de un maestro mexicano de primaria es de 17,271 dólares, apenas un poco más de la mitad del promedio de la organización (30,838) y muy lejos de países como Alemania (54,426), Italia (27,942) o Suiza (54,968). Las percepciones de los docentes mexicanos se tornan aún más raquíticas cuando se tiene en cuenta que los docentes de nuestro país se sitúan entre aquellos que más horas al año dedican a la enseñanza: en educación primaria (800 h), se encuentran casi al nivel de la OCDE (794 h), pero en educación secundaria (1,047 h), superan por mucho al promedio de la organización (679 h). De este modo, los maestros mexicanos trabajan, en algunos niveles, lo mismo o más que profesores de otros países, sin que esto se vea reflejado en mejores ingresos.
«En realidad, el maestro trabaja 24 horas diarias. Duerme trabajando, sueña trabajando, come trabajando. Siempre buscando como dar mejor educación a los hijos de las y los trabajadores del país.»
Es digno de resaltarse que, según la OCDE (2017, p.392), tras 15 años de servicio los salarios de un maestro mexicano de primaria crecen, en promedio, 65%, mientras que los de la organización referida apenas 38%. Es indudable que lo anterior da cuenta de una mayor elasticidad de los salarios de los profesores mexicanos con respecto a los de otros países. Sin embargo, debe subrayarse también que esta elasticidad es insuficiente para lograr ubicar el salario magisterial mexicano en un nivel aceptable: las percepciones del maestro mexicano de primaria, inicialmente, representan el 56% del promedio de la OCDE y, tras 15 años, incrementa apenas diez puntos porcentuales: 66%. Así pues, las facilidades que, con respecto a otros países, tienen los profesores mexicanos para incrementar su salario, se dan en un nivel bajo; países como Alemania tienen una baja elasticidad (25% de incremento tras 15 años) en los salarios docentes, pero éstos, desde un inicio, se encuentran en los niveles más altos.
Por último, es importante resaltar un factor que impacta negativamente en el bienestar salarial de los docentes: la falta de remuneración de las horas no lectivas, o dicho de otra forma, las horas fuera del aula destinadas al trabajo escolar. Gran parte de la labor docente es efectuada fuera del horario laboral, sin paga alguna de por medio. Los profesores mexicanos de primaria, de acuerdo al Segundo Estudio Internacional sobre la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS 2013) (Backhoff y Pérez, 2015), destinan semanalmente un promedio de seis horas a la planificación de clases, cuatro a la calificación o corrección del trabajo del estudiante y casi tres horas al trabajo administrativo general, entre otras actividades. En algunos países desarrollados este tipo de tareas son incluidas en el horario laboral y, por ende, generan una remuneración. En nuestro país no es así, propiciando entonces un abaratamiento de la paga del docente.
En síntesis, pueden destacarse algunos rasgos relativos al salario de los profesores. Primeramente, en la parte positiva, cabe señalar que es relativamente estable, al no sufrir las variaciones inherentes a otras profesiones; en comparación con otros países, los profesores tienen un sueldo elástico, que permite incrementar en más del 50% sus percepciones a lo largo de 15 años de servicio. No obstante lo anterior, es importante no perder de vista el otro lado de la moneda: el sueldo de los maestros no es tan competitivo en función de otros profesionistas con el mismo nivel de escolaridad, de hecho, internacionalmente, se encuentra mal posicionado con respecto a sus pares de la OCDE; existen múltiples e importantes labores del docente que no son remuneradas, afectando esto a su bienestar salarial; finalmente, es lamentable que incluso el salario sea una expresión más de la vocación contraria a la equidad de nuestro sistema educativo, al pagar menos a quienes laboran en planteles indígenas, no obstante las múltiples adversidades con las que se relacionan estas escuelas.
Autor: Rogelio Javier Alonso Ruiz. Docente colimense de Educación Primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y de Educación Superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter: @proferoger85
REFERENCIAS
BACKHOFF, Eduardo y PÉREZ MORÁN, J. (coords.). Segundo Estudio Internacional sobre la Enseñanza y el aprendizaje (TALIS 2013). Resultados de México. México: INEE, 2015.
INEE. Los docentes en México. Informe 2015. México: autor, 2015.
OCDE. Panorama de la Educación 2017. Indicadores de la OCDE. Madrid: Santillana, 2017.
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