Del conocimiento procesal al autoconocimiento: las 4 etapas de la curiosidad

De dónde viene la curiosidad no está del todo claro.

De hecho, ni siquiera es fácil de definir. Probablemente se deba a que no hay una fuente única para ello más que una única fuente de entretenimiento, ansiedad o confianza.

Existen estrategias para promover la curiosidad en el aula, incluso aquellas que consideran cómo funciona el cerebro. Idealmente, la enseñanza y el aprendizaje no se beneficiarían de tener la curiosidad “agregada”, sino que fracasarían por completo sin ella.

Tampoco existe una única “búsqueda” de curiosidad, mucho menos cuatro etapas claras y universales de curiosidad. Las cosas que los maestros a menudo buscan como indicadores de participación de los estudiantes (agitar las manos en el aire, contacto visual cerrado o buenas calificaciones en las pruebas) pueden no ser el resultado de la curiosidad.

¿Cuáles son las etapas de la curiosidad? A continuación echamos un vistazo a la idea. Además, tenga en cuenta que estos indicadores no siempre representan curiosidad y compromiso, podrían ser hábitos irreflexivos o coerción externa. De la misma manera, los comportamientos que indican niveles más bajos de curiosidad no necesariamente significan que el estudiante esté desconectado y no sea curioso. El diseño de la lección puede ser confuso, o los materiales utilizados pueden estar mal escritos, por encima de su nivel de lectura o de otra manera engañosos.

Por esta razón (y otras), ¡siempre se alienta a los maestros a adoptar una visión amplia y holística de cada alumno que incorpore hábitos a lo largo del tiempo, la personalidad y el flujo y reflujo de crecimiento! Además, cierta “necesidad” del alumno en una etapa también puede existir en otra. Estas son meras sugerencias que pueden caracterizar más de cerca la “necesidad de saber” de un estudiante.

Etapa 2: contenido

Mentalidad del alumno: “Esto es interesante. Me gustaría aprender más “.

Seguir la Etapa del proceso es la Etapa de contenido de curiosidad y compromiso.

Como era de esperar, este contenido tiene contenido esencial. En entornos académicos tradicionales, esto podría ser temas de estudio, conversación, investigación u oportunidades relacionadas. Los estudiantes ya no tienen las grandes ideas convincentes de contenido oscurecido por instrucciones, diseño de actividades o confusas –o bien intencionadas pero innecesarias ante la incipiente curiosidad– de las instrucciones del maestro.

De hecho, el papel del profesor podría reducirse significativamente en comparación con la Etapa 1, lo que permite que la interacción entre el alumno y el contenido sea quizás menos ordenada y eficiente, pero más auténtica y directa.

Las necesidades del alumno en esta etapa: contenido en el nivel de lectura apropiado, contenido atractivo, tareas que equilibren el consumo y la producción, la elección y la voz en su trabajo (lo cual es cierto en cualquier etapa)

Etapa 3: Transferencia

Mentalidad del alumno: “Sal de mi camino, pero no demasiado lejos”.

En esta etapa de curiosidad, los estudiantes comienzan a conectar sin problemas el conocimiento, asimilando lo que están aprendiendo en lo que ya saben. Esto puede llevar a la transferencia, donde ellos, sin previo aviso y sin ninguna indicación, transfieren lo que saben de situaciones muy andamiadas y respaldadas, a situaciones nuevas y desconocidas.

Los estudiantes en este nivel de curiosidad pueden exigir dirección y libertad al mismo tiempo que buscan dirigir su propio aprendizaje en nuevos contextos, mientras que a veces carecen de los marcos, ideas o estrategias para hacerlo.

Necesidades del alumno en esta etapa: rúbricas flexibles, guías de calificación que promueven la creatividad, modelos de aprendizaje abiertos (por ejemplo, aprendizaje basado en proyectos), estrategias de aprendizaje autodirigido