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4 consejos de enseñanza para una instrucción directa más efectiva
El aprendizaje puede ser un desafío por una variedad de razones. Los estudiantes constantemente enfrentan obstáculos conceptuales, sociales, emocionales y mentales que no pueden superarse con soluciones de uso múltiple.
Así como cada estudiante es único, también lo es cada situación de aprendizaje. Los tutores existen para ayudar a los estudiantes a resolver los problemas conceptuales que más los atormentan; los mentores y los consejeros apoyan a los estudiantes en las partes más personales y sensibles de sus vidas; y los maestros brindan instrucción de la manera que creen que sus alumnos comprenderán mejor.
A pesar de que las tendencias educativas actuales favorecen la instrucción no directiva, donde los estudiantes llegan a conclusiones con una orientación mínima de los instructores, los psicólogos cognitivos han comenzado a prescribir un enfoque diferente.
Según un grupo de psicólogos alemanes de la Universidad de Friburgo, la instrucción directa en realidad puede ser tan eficiente como la instrucción no directiva (por ejemplo, el aprendizaje autodirigido), con un inconveniente importante: debe personalizarse para el alumno.
Hay muchas pruebas que apoyan el aprendizaje no directivo: alienta a los estudiantes a pensar críticamente por sí mismos, los obliga a tomar decisiones por sí mismos, fomenta una curiosidad genuina por lo desconocido y una apreciación por el conocimiento ganado con esfuerzo, y cultiva la autosuficiencia y tenacidad.
Pero desde lo que los psicólogos llaman una perspectiva de “carga cognitiva”, los educadores que favorecen el aprendizaje no directivo en realidad están privando a los estudiantes de una oportunidad significativa para procesar material nuevo más fácilmente. Debido a que el aprendizaje depende en gran medida de las funciones ejecutivas del cerebro (principalmente la memoria de trabajo y la atención), la instrucción directa puede aliviar a los estudiantes de la sobrecarga cognitiva, permitiéndoles absorber más información por sesión.
Para ser efectiva, la instrucción directa no solo debe proporcionar información, sino también personalizarla. En 2008, los psicólogos alemanes Wittwer y Renkl de la Universidad de Friburgo publicaron un artículo en el Psicólogo Educativo sobre cómo hacer que la instrucción directa sea más efectiva, es decir, enfocando el conocimiento previo de cada estudiante en particular.
En 2010, el equipo probó su propia teoría y publicó los resultados en el Journal of Educational Psychology. La teoría presenta cuatro características distintivas de explicaciones instruccionales efectivas.
4 consejos de enseñanza para una instrucción directa más efectiva
1. Sé adaptativo
Cada estudiante llega a un aula con su propia reserva de conocimientos previos sobre el tema en cuestión. Esto es parte de lo que los psicólogos llaman la ” Zona de Desarrollo Proximal ” (o ZPD).
Es importante para usted, como instructor, enfocarse en esta zona y no aburrir ni abrumar a sus estudiantes, ya que proporcionar muy poca o demasiada explicación puede evitar que aprendan. Si les presenta muy poca explicación, sus estudiantes pueden experimentar una sobrecarga cognitiva porque no están lo suficientemente familiarizados con el concepto en cuestión; si les presenta demasiada información, pueden sufrir el “efecto de inversión de experiencia”, en el que analizan en exceso un concepto que ya entienden pero que no reconocen porque creen que se han perdido algo.
Wittwer y Rinkl probaron este fenómeno en 2010. En su artículo titulado “¿Pueden los tutores ser apoyados para dar explicaciones efectivas?”, Los estudiantes en una clase de psicología anormal fueron instruidos por alguien que estaba al tanto de su “zona proximal de desarrollo” o por alguien quien no era Cuando los tutores planificaron su instrucción en torno al conocimiento previo del alumno, los alumnos adquirieron una comprensión más profunda del tema y desarrollaron menos creencias falsas sobre los conceptos recién presentados.
Desde una perspectiva cognitiva, este tipo de instrucción funciona porque no abruma al estudiante con nuevos conocimientos ni limita sus recursos cognitivos con información redundante (efecto de inversión de experiencia). Cae justo dentro de su zona de desarrollo proximal.
2. Centrarse en conceptos y principios
Un argumento para el enfoque no directivo de la instrucción es que los estudiantes desarrollan habilidades duraderas de resolución de problemas que los ayudan en situaciones futuras en lugar de aprender a resolver solo el problema frente a ellos.
Considere este ejemplo: si un estudiante le presenta un ensayo para editarlo y encuentra una línea que es confusa o poco clara, no debe decir: “Esto no está claro”, sino “¿Qué quiere decir con esto?” para ayudar a su estudiante a llegar a su propia respuesta. De esta manera, no solo entenderá por qué la oración en ese ensayo en particular no está clara, sino por qué las oraciones como en ensayos futuros podrían no estar claras y cómo evitar escribirlas.
Del mismo modo, en lugar de dar una conferencia sobre la diferencia entre comunismo y socialismo, puede retroceder y dejar que los estudiantes creen proyectos o presentaciones sobre el tema, obligándolos a aprender por su cuenta. El aprendizaje independiente permite a los estudiantes aplicar su propio estilo de aprendizaje único (visual, verbal, auditivo, etc.) y los equipa con habilidades duraderas de investigación y presentación.
Pero esto no refleja ninguna deficiencia de la instrucción directa. La instrucción directa puede equipar a los estudiantes con las mismas habilidades para resolver problemas, investigar y analizar si los educadores se enfocan en conceptos y principios. Si bien muchos métodos directos implican compartir hechos tras hechos, lo que puede abrumar las funciones cognitivas de cualquier estudiante, los métodos directos más efectivos son los que guían a los estudiantes a través de nuevos principios y conceptos que ayudan a clasificar esos hechos.
Si un estudiante tiene diez hechos nuevos que memorizar sobre la Revolución Francesa, el mejor pegamento mental que puede proporcionar es algún tipo de esquema de organización que facilite la coordinación de la información autogenerada. La idea es que los estudiantes puedan absorber más material por lección (y retener ese material) si tienen una muleta mental, por así decirlo.
3. Tener en cuenta el perfil de aprendizaje individual del alumno
Como educador, tome nota de los patrones en el proceso de aprendizaje de su estudiante para personalizar su enseñanza tanto como sea posible.
¿Es su estudiante un aprendiz visual? ¿Un aprendiz auditivo? ¿Un aprendiz verbal? ¿El alumno supera a los demás en las pruebas pero permanece en silencio durante la clase? ¿Tiene el alumno una habilidad especial para recordar nombres y fechas pero tiene dificultades con los conceptos? ¿Los ojos de su estudiante se nublan cuando da una conferencia sobre la Segunda Guerra Mundial en tiempo pasado pero se iluminan cuando da una conferencia sobre el tiempo presente? ¿Con qué frecuencia levanta su mano su estudiante cuando le pregunta a la clase en sus tablas de multiplicar versus sus tablas de división?
Considere cómo y qué le gusta aprender a su estudiante, qué conceptos domina y qué conceptos no tiene, y cuáles son sus puntos fuertes y débiles. Y, nuevamente, considere qué conocimiento aporta su estudiante al aula antes de diseñar su lección.
Igualmente importante, considere lo que el alumno ha estado aprendiendo en sus otras clases. ¿Puedes hacer que sea más fácil para ella comprender la Revolución Francesa haciendo una referencia cruzada de A Tale of Two Cities , que acaba de leer para un curso de literatura? Mejor aún, ¿puedes ayudar a toda tu clase a analizar March by Geraldine Brooks pidiéndole al instructor de Historia que cubra la Guerra Civil en la misma semana? Estas son excelentes maneras de proporcionar esquemas personalizados y organizadores para el aprendizaje continuo y las actividades cognitivas de sus estudiantes .
En “Por qué las explicaciones instruccionales a menudo no funcionan: un marco para comprender la efectividad de las explicaciones instruccionales”, Wittwer y Rinkl reconocen que, “desde una perspectiva de carga cognitiva, se puede argumentar que las actividades autoexplicativas podrían ser muy exigentes para los limitados capacidad de memoria de trabajo y, por lo tanto, imponen demandas bastante altas al alumno “.
En otras palabras, proporcionar instrucción directa e individualizada ayuda a aprovechar al máximo los recursos cognitivos de un estudiante.
4. Colaborar con otros maestros del área de contenido
Marzo solo puede arrojar luz sobre la Guerra Civil si no contradice o entra en conflicto con lo que un estudiante ya aprendió (o aprenderá). Si menciona en una lección que el personaje de marzo se basa en el padre de Louisa May Alcott, Bronson Alcott, pero sus alumnos acaban de enterarse en su clase de Historia de que Bronson Alcott era un educador, no un capellán, podría haber cierta confusión.
Esta confusión podría disiparse fácilmente al explicar que March se basó solo parcialmente en Alcott, principalmente por su temperamento y personalidad. Pero si no sabe lo que sus alumnos han aprendido sobre Alcott, no pensará que sea un problema transmitir su personaje como el más plenamente realizado en el libro de lo que realmente era.
Logrando un equilibrio
Sí, esto podría considerarse un argumento para la instrucción directa, pero no para tratar a los estudiantes como esponjas. Existe un límite sobre cómo debe ser la instrucción directiva, incluso cuando está personalizada. Los métodos de enseñanza más efectivos logran un equilibrio entre la intervención directiva y la no directiva. Ningún enfoque es mejor que el otro; ambos son valiosos por sus propios motivos.
Como educador, siempre debe desafiar a sus alumnos a pensar por sí mismos. El esfuerzo mental es lo que nos mantiene a todos agudos y capaces. Pero cuando el pensamiento se vuelve desafiante en un nivel psicológico más interno, no tenga miedo de intervenir. El primer paso es crear conciencia: al reconocer las altas demandas de aprendizaje en la cognición, puede enmarcar su instrucción de una manera que evite sobrecarga cognitiva y permite a sus estudiantes alcanzar su máximo potencial.
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