16 de noviembre — Tolerancia activa: estrategias restaurativas para la convivencia escolar
Para docentes de educación básica (SEP) en México
Contenidos de la página
Por qué hablar de tolerancia activa hoy
El 16 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Tolerancia. En nuestras aulas mexicanas, la tolerancia no puede quedarse en “aguantar” al otro; requiere intencionalidad pedagógica, lenguaje respetuoso, escucha y acciones que reparen la convivencia cuando se fracciona. A esto le llamamos tolerancia activa: una postura que previene la violencia, atiende el conflicto de forma educativa y fortalece el sentido de pertenencia escolar.
Desde la perspectiva de la SEP y los enfoques humanistas de la educación básica, la convivencia es parte del aprendizaje integral. Practicar la tolerancia activa implica desarrollar habilidades socioemocionales, reconocer la diversidad cultural y lingüística, y garantizar ambientes libres de discriminación.
¿Qué son las estrategias restaurativas?
Las prácticas restaurativas son acciones planificadas para construir comunidad, gestionar conflictos y reparar daños. No buscan castigar, sino responsabilizar y restablecer la relación. Funcionan en todos los niveles de educación básica, adaptando el lenguaje y la complejidad.
Principios clave
- Centralidad de las personas afectadas: todas las voces cuentan, incluida la de quien causó el daño.
- Responsabilidad y reparación: reconocer lo ocurrido y acordar acciones concretas para restituir el bienestar.
- Participación voluntaria e informada: nada se impone; se favorece el acuerdo.
- Confidencialidad con límites claros: se protegen las identidades y se actúa ante riesgos.
Estrategias prácticas para el aula
1) Círculos de diálogo
Una metodología sencilla para construir confianza y escuchar. Se realiza en semicírculo o círculo completo, con un “objeto de la palabra” que regula turnos.
- Propósito del círculo: convivencia, reflexión o resolución de conflicto.
- Preguntas guía: ¿Qué pasó?, ¿cómo te sentiste?, ¿qué necesitas?, ¿qué podemos hacer para reparar?
- Duración: 10–20 minutos en primaria; 20–30 en secundaria.
- Reglas co-construidas: respeto, no interrupciones, derecho a pasar.
2) Acuerdos de convivencia co-creados
En lugar de listas de prohibiciones, redacten compromisos positivos y medibles. Ejemplo: “Nos escuchamos sin interrumpir durante explicaciones y participaciones”.
- Formulen 5–7 acuerdos claros y visibles en el aula.
- Incluyan acciones de reparación: “Si rompo el material, apoyo a reponerlo o repararlo”.
- Revisen los acuerdos mensualmente y ajusten según necesidades del grupo.
3) Lenguaje restaurativo en lo cotidiano
Transforma sermones en conversaciones responsables:
- En lugar de “Siempre haces desorden”, usar “Hoy, cuando hablaste mientras otros exponían, varios se distrajeron. ¿Cómo lo reparamos?”
- Validar emociones sin justificar daño: “Puedo ver que estabas molesto; necesitamos una salida que no lastime”.
4) Mediación entre pares
Con estudiantes mayores (5.º–6.º de primaria y secundaria), forma equipos de mediación con capacitación básica en escucha activa y acuerdos. Supervisión docente indispensable.
5) Rutinas socioemocionales breves
- Check-in de inicio: una palabra para el estado de ánimo.
- Semáforo emocional: verde/amarillo/rojo para autorregulación.
- Cierre del día: ¿qué me llevo?, ¿qué necesito mejorar mañana?
6) Protocolos ante violencia o discriminación
Cuando hay riesgo o repetición (acoso escolar, discriminación, violencia), la actuación prioriza seguridad, registro y notificación a directivos y familias. Lo restaurativo complementa, no sustituye, las rutas de protección.
Evaluación y seguimiento sin sobrecargar
La convivencia se fortalece cuando se observa y retroalimenta de forma continua. Integra indicadores simples al plan de clase.
Indicadores observables
- Participación equilibrada en círculos (al menos 80% del grupo toma la palabra).
- Disminución de interrupciones y llamados de atención en tiempos clave.
- Uso espontáneo de frases restaurativas por parte del alumnado.
- Registro de conflictos resueltos con acuerdos y seguimiento.
Herramientas de registro rápidas
- Bitácora semanal de aula: fecha, situación, acuerdo y responsable del seguimiento.
- Termómetro de clima: al final del día, el grupo califica con pulgares o tarjetas de color.
- Rúbrica breve de convivencia: 3 criterios con escala de 1 a 4, revisada quincenalmente.
Participación de familias y comunidad
La tolerancia activa mejora cuando escuela y familias comparten lenguaje y expectativas. Involucrar no significa convocar a reuniones extensas, sino abrir canales breves y claros.
- Enviar mensajes cortos sobre acuerdos de convivencia y cómo apoyar en casa.
- Invitar a madres, padres o cuidadores a compartir prácticas culturales que enriquezcan el respeto a la diversidad.
- Cuando ocurra un conflicto, centrar la conversación en la reparación y el aprendizaje, no en la culpa.
El rol docente: contención y consistencia
La figura docente modela la tolerancia activa. Algunas pautas clave:
- Coherencia: las mismas reglas y lenguaje para todos.
- Anticipación: planear rutinas reduce conductas de riesgo.
- Autocuidado profesional: dos pausas breves al día para respirar y recentrar.
- Trabajo colegiado: acordar respuestas comunes evita mensajes contradictorios.
Recordemos: no se trata de “ser blandos”, sino de enseñar responsabilidad con dignidad y enfoque pedagógico.
Calendario con sentido: 16 de noviembre todo el año
Usa la fecha como punto de partida para proyectos que trasciendan el día. Por ejemplo: una semana de círculos temáticos sobre diversidad; un mural colaborativo sobre lenguaje respetuoso; o un reto mensual de reparación, donde cada grupo registre acciones concretas para mejorar la convivencia.

